Juegan las letras a juntarse
de la mano,
como si tuvieran miedo
a estar solas,
y por eso,
las letras se hacen palabras
sin darse cuenta,
poniéndose antes y después,
pegaditas y separadas,
hasta dar nombre a las cosas
que no tenían nombre,
cuando las letras no jugaban
aún, cuando no sabían
todavía que tenían miedo,
y que querían juntarse
de la mano,
para hacer palabras.
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